Unidad 9 Rey de Paz y Dios Eterno

Discipulado la Fe del Mesías Unidad 9 Rey de Paz y Dios Eterno

Capítulo 9
JESUCRISTO REY DE PAZ Y DIOS ETERNO
El cielo
La nueva Jerusalén
El árbol de la Vida
El árbol de la ciencia del bien y del mal
Que haremos en el Cielo
Los nuevos cielos y la nueva tierra

Capítulo 9
JESUCRISTO REY DE PAZ Y DIOS ETERNO

EL CIELO

El cielo es un lugar real descrito en la Biblia. La palabra cielo se encuentra 276 veces solo en el Nuevo Testamento. La Escritura habla de tres cielos. El apóstol Pablo fue “arrebatado al tercer cielo,” pero se le prohibió revelar lo que allí experimentó.
(2 Corintios 12:1-9).

Si existe un tercer cielo, también debe haber otros dos cielos. El primero se refiere con mayor frecuencia en el Antiguo Testamento como el “cielo o firmamento”. Este es el cielo que contiene nubes, la zona por la que vuelan las aves.. El segundo cielo es el espacio interestelar/exterior, que es la morada de las estrellas, planetas y otros cuerpos celestes
(Génesis 1:14-18).

El tercer cielo, cuya localización no se revela, es la morada de Dios. Jesús prometió preparar un lugar para los verdaderos cristianos en el cielo (Juan 14:2). El cielo también es el destino de los santos del Antiguo Testamento, quienes murieron confiando en la promesa del Redentor de Dios (Efesios 4:8). Cualquiera que cree en Cristo, no perecerá, sino que tendrá vida eterna (Juan 3:16).

El apóstol Juan fue privilegiado al ver e informar sobre la ciudad celestial (Apocalipsis 21:10-27). Juan testificó que el cielo posee la “gloria de Dios” (Apocalipsis 21:11), la presencia misma de Dios. Al no haber noche en el cielo y el Señor Mismo es la luz, el sol y la luna ya no serán necesarios (Apocalipsis 22:5).

La ciudad está llena del brillo de piedras costosas y de jaspe claro como el cristal. La ciudad también tiene 12 puertas (Apocalipsis 21:12) y 12 cimientos (Apocalipsis 21:14). El paraíso del Jardín del Edén será restaurado: el río de agua de vida fluirá libremente, y el árbol de la vida estará nuevamente disponible, dando cada mes su fruto, y cuyas hojas serán para la “sanidad de las naciones” (Apocalipsis 22:1-2). Aunque Juan fue elocuente en su descripción del cielo, la realidad del cielo está más allá de la capacidad del hombre finito para describirla
(1 Corintios 2:9).

El cielo es un lugar de “no más”. Y ya no habrá más lágrimas, ni dolor, ni tristeza (Apocalipsis 21:4). Ya no habrá más separación porque la muerte será vencida (Apocalipsis 20:6). Lo mejor del cielo es la presencia de nuestro Señor y Salvador (1 Juan 3:”). Estaremos cara a cara con el Cordero de Dios, quien nos amó y se sacrificó a Sí mismo, para que pudiéramos disfrutar de Su presencia en el cielo por la eternidad.

LA NUEVA JERUSALÉN

La nueva Jerusalén, que también es llamada el tabernáculo de Dios, la ciudad santa, la ciudad de Dios, la ciudad celestial, la ciudad cuadrangular y la Jerusalén celestial, es, literalmente, el cielo en la tierra. Es mencionada en la biblia en varios lugares (Gálatas 4:26; Hebreos 11:10; 12:22-24; 13:14), pero se describe con todo detalle en Apocalipsis 21.

En Apocalipsis 21, la historia del hombre ha llegado a su fin. De todas las edades han venido y se han ido. Cristo ha reunido a su iglesia en el arrebatamiento (1 Tesalonicenses 4:15-17). La tribulación ha pasado (Apocalipsis 6-18). La batalla de Armagedón se ha peleado y nuestro Señor Jesucristo la ha ganado (Apocalipsis 19:17-21). Satanás ha sido encadenado durante los 1,000 años del reinado de Cristo sobre la tierra (Apocalipsis 20:1-3). Se ha establecido un nuevo templo glorioso en Jerusalén (Ezequiel 40-48). La última rebelión contra Dios ha sido anulada, y Satanás ha recibido su justo castigo, una eternidad en el lago de fuego (Apocalipsis 20:7-10.) El juicio del gran trono blanco ha tomado su lugar, y la humanidad ha sido juzgada (Apocalipsis 20:11-15).

En Apocalipsis 21:1 Dios hace una transformación completa del cielo y de la tierra (Isaías 65:17; 2 Pedro 3:12-13). El nuevo cielo y la nueva tierra son lo que algunos llaman el «estado eterno» y será «donde mora la justicia» (2 Pedro 3:13). Después de la recreación, Dios revela la nueva Jerusalén. Juan echa un vistazo en su visión: «la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido» (Apocalipsis 21:2). Esta es la ciudad que Abraham vio en fe (hebreos 11:10). Es el lugar donde Dios habitará con su pueblo para siempre (Apocalipsis 21:3). Las lágrimas de los habitantes de esta ciudad se enjugarán (Apocalipsis 21:4).

La nueva Jerusalén será increíblemente enorme. Juan registra que la ciudad tiene casi 1.400 millas de largo, y su longitud es igual a su anchura, y su altura igual a su longitud, en otras palabras, un cubo perfecto (Apocalipsis 21:15-17). La ciudad también será deslumbrante en todo aspecto. Es iluminada por la gloria de Dios (Apocalipsis 21:23). Sus doce cimientos llevan los nombres de los doce apóstoles, «están decorados con todo tipo de piedras preciosas» (Apocalipsis 21:19-20). Tiene doce puertas, y cada una es una perla, con los nombres de las doce tribus de Israel (Apocalipsis 21:12, 21). La calle será hecha de oro puro (Apocalipsis 21:21).

La nueva Jerusalén será un lugar de bendición inimaginable. La maldición de la primera tierra habrá desaparecido (Apocalipsis 22:3). En la ciudad estará el árbol de la vida «para la sanidad de las naciones», y el río de la vida (Apocalipsis 22:1-2). Es el lugar del cual habló Pablo: «para mostrar [Dios] en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús» (Efesios 2:7). La nueva Jerusalén es el cumplimiento definitivo de todas las promesas de Dios. La nueva Jerusalén es la bondad de Dios manifestada plenamente.

¿Quiénes son los residentes de la nueva Jerusalén? El padre y el cordero están allí (Apocalipsis 21:22). Los ángeles están a las puertas (Apocalipsis 21:12). Pero la ciudad se llenará con los hijos redimidos de Dios. La nueva Jerusalén es la lucha justa contra la perversa Babilonia (Apocalipsis 17), destruida por el juicio de Dios (Apocalipsis 18). Los malvados tenían su ciudad, y Dios tiene la suya. ¿A qué ciudad usted pertenece? ¿Babilonia la grande o la nueva Jerusalén? Si usted cree que Jesús, el hijo de Dios, murió y resucitó, y le ha pedido a Dios que lo salve por su gracia, entonces usted es un ciudadano de la nueva Jerusalén. «Y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús» (Efesios 2:6). Usted tiene «una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible» (1 Pedro 1:4). Si aún no ha confiado en Cristo como su salvador, entonces le instamos a recibirlo. La invitación se extiende: «Y el Espíritu y la esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente» (Apocalipsis 22:17).

EL ÁRBOL DE LA VIDA

Significado espiritual: Jesús es el árbol de la vida
Al mirarle a Él vemos nuestra salvación, porque Él ha resucitado. Por cuanto Él vive, nosotros viviremos.
En ese huerto encontramos árboles, todo árbol delicioso a la vista, o sea toda ciencia y todo conocimiento de Dios, que Él quiere enseñarnos. También a los hombres se les compara en la Biblia con árboles, que damos mejores o peores frutos, o ningún fruto, o árboles secos, como la higuera que maldijo Jesucristo, pero el árbol principal que da el fruto de la Vida, es Dios en Cristo, Quien da la VIDA en la cruz, vida y sangre que representan a Su Espíritu en la eternidad, porque Dios es Espíritu.

También, Se hace una descripción explícita sobre el árbol de la Vida en el libro del Apocalipsis, en el Nuevo Testamento, donde se dice que al vencedor se le dará de comer del árbol de la vida que «está en medio del paraíso de Dios»

«El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.» (Apocalipsis 2,7)

Igualmente se menciona más adelante que está ubicado en medio de la calle de la ciudad, la nueva Jerusalén, en la cual a uno y otro lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones (Apocalipsis 22:2).

Dios ama su creación. El pecado la destruyó, pero ahora Dios tiene un plan para volverla a su estado original de perfección, y recompensará a los que le ayuden a llevar a cabo este plan.
El pecado nació por causa del deseo de Satanás de establecerse sobre Dios, y esto destruyó la armonía en el cielo. Ahora Dios erradicará todo el pecado de su creación, de tal forma que no haya posibilidad de que esto ocurra de nuevo.

Dios creó a los seres humanos con el propósito de que gobernaran sobre el pecado. (Génesis 4,7) Todo su plan es que la humanidad viva una vida en la que odien y resistan el pecado, y digan sí a Dios – tengan victoria. El que vence el pecado en su propia vida demuestra que el camino de Dios es perfecto, y es parte de la obra para erradicar el pecado por la eternidad. Todos los que hagan esto degustarán las ricas recompensas de vivir una vida así. Estas promesas son para todos los que vencen.

Vida eterna
El árbol de la vida es un símbolo de la vida eterna.
Dios colocó el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y el mal entre los árboles en el jardín del Edén. Les dijo a Adán y Eva que podían comer libremente de todos árboles, a excepción del árbol del conocimiento. Una regla simple.
Pero conoces la historia. Fueron desobedientes y comieron del árbol de todos modos, después de haber sido engañados por Satanás en forma de una serpiente. Eligieron su propia voluntad en lugar de la voluntad de Dios buena y perfecta, y a través de este simple acto entro el pecado también en el mundo.
En cambio, si hubieran comido del árbol de la vida, habrían recibido vida eterna. Y el pecado también habría entrado en la eternidad. Dios cerró el acceso al árbol de la vida.

«Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.» (Génesis 3,24)

Perdieron su oportunidad de recibir parte en la vida eterna.
Pero por causa de lo que Jesús hizo por ti, ahora vives en un tiempo donde nuevamente tienes la oportunidad de «comer» del árbol de la vida. ¿Qué significa esto? Cada vez que eliges hacer la voluntad de Dios en lugar de tu propia voluntad agarras algo eterno; has recibido parte de algo en tu corazón que tiene valor eterno. Cada vez que resistes la tentación y vences sobre el pecado, tomas un bocado de la fruta del árbol de la vida. Atesoras para la vida eterna en la tierra nueva que Dios crea. (Apocalipsis 21,1)
Cada vez que resistes la tentación y vences sobre el pecado, tomas un bocado de la fruta del árbol de la vida.
Allí no habrá ningún pecado, nunca más la tentación a pecar. ¡Una vida eterna con Dios es la recompensa de vencer sobre el pecado!


EL ÁRBOL DE LA CIENCIA DEL BIEN Y DEL MAL

Hay quienes se preguntan porque el Señor colocó el árbol del bien del mal allí, si Él sabía que ellos lo comerían. Acreditándole así el mal a Dios.

Dios no puede ser tentado y él tampoco lo hace con otros

Santiago 1:13-2:7 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
13 cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie;
14 sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.

Además, todo lo que Dios hizo en bueno. Así que el árbol del conocimiento del bien y del mal no era malo al contrario era provechoso para el ser humano.

¿Por qué Dios les prohibió comerlo?

El conocimiento del bien y del mal es información delicada y puede ser peligrosa si no se tiene en cuenta a la sabiduría. Como creación que contaba con libre albedrio se hacía necesario aprender a escoger las buenas decisiones. Cuando tenemos sabiduría escogeremos lo que es correcto para nuestras vidas.

Lamentablemente el ser humano se anticipó sin tener la sabiduría suficiente y al probar del árbol prohibido, decidió alejarse de Dios. Aun en la actualidad al hombre por falta se sabiduría escoge lo que es malo para su vida.

El árbol solo estaba prohibido solo hasta que alcanzaran el grado perfecto de sabiduría.

¿que proporcionaba la sabiduría?
El árbol de la vida.

Proverbios 3:13Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia; 14Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos más que el oro fino. 15Más preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. 16Largura de días está en su mano derecha; En su izquierda, riquezas y honra. 17Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz. 18Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano, Y bienaventurados son los que la retienen. 19Jehová con sabiduría fundó la tierra; Afirmó los cielos con inteligencia.

En pocas palabras, ambos arboles fueron creados para darle al hombre satisfacción y crecimiento, pero primero debían comer lo suficiente del primero (árbol de la vida) para poder alcanzar el segundo (el conocimiento del bien y del mal), por eso estaba prohibido, era algo temporal.

Gracias a Dios por su infinita misericordia que tenía un plan victorioso para su creación y antes de todo, ideó un plan para liberarnos del error cometido por el hombre, como Dios soberano lo sabe todo, y su voluntad era darse a conocer a una creación especial, que goza de su misma imagen y semejanza con voluntad propia. Si Dios decidiera ocultarnos algo quizás no lo hubiera permitido nunca, pero su voluntad no fue crearnos como maquinas sino con decisiones propias, donde la posibilidad del bien y del mal estuvieran al alcance de las manos, solo que el interviene y nos aconseja en sabiduría que escojamos el bien.
Deuteronomio 30:19 Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra vosotros de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia,
Dios todo esto lo permitió para que llegáramos a conocerle profundamente. Sin el conocimiento de las cosas malas no tendríamos la oportunidad de conocer el significado y el valor del bien, nuestro conocimiento del perfecto amor y la misericordia, la justicia no tendría el sentido verdadero sin la oferta de la elección. Si no hay elección entonces tampoco la libertad. Y todos los atributos que la vida misma nos expresa son a través de esta preciosa revelación de Él mismo, de oídas no podemos conocerle, debemos conocerle con los ojos del entendimiento. Juan 8:32 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Este es el precio de la libertad, todo está a nuestro alcance. La sabiduría es importante para escoger lo mejor. El error de Adán y Eva ayudó para entender que la sabiduría es el mayor tesoro que podemos tener. Ahora, a través del sacrificio de Jesús, podemos comer de los frutos del árbol de la vida sin ningún problema. El es el rhema y el logos de la misma sabiduría divina. a Dios nada se le escapa de las manos y todo lo que hace es mostrarnos su ayuda. Cuando escogemos la vida de Jesús entonces Dios mismo hace morada en nosotros. La decisión es tuya.

Salmos 14:1-3 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
Necedad y corrupción del hombre
(Sal. 53. 1-6) 14 Dice el necio en su corazón: No hay Dios.
Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien. 2 Jehová miró desde los cielos sobre los hijos de los hombres, Para ver si había algún entendido,
Que buscara a Dios. 3 Todos se desviaron, a una se han corrompido;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.


QUÉ HAREMOS EN EL CIELO

En Lucas 23:43, Jesús declaró, “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.” La palabra que Jesús usó para ‘paraíso’ es paradeisos que significa “un parque, es decir, (específicamente) un Edén (un lugar de felicidad futura, paraíso)”. Paradeisos es la palabra griega tomada de la palabra hebrea pardes que significa “un parque: bosque, huerta” (Strongs). Jesús le dijo: “…hoy estarás conmigo…” en “paradeisos,” no en “nephele” que es griego para «en las nubes». El punto es que Jesús escogió y utilizó la palabra para “un parque”. No cualquier parque sino “el paraíso de Dios” (Apocalipsis 2:7) que para nosotros será un lugar de felicidad futura. ¿Esto suena como un lugar aburrido? Cuando piensas en un parque, ¿piensas en aburrimiento?

Jesús le dijo: «Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.» (Mateo 4:10). Es interesante notar que Jesús no dijo “alabar y servir.” Incluso un breve examen de la palabra alabanza en la Biblia indica rápidamente que es una cosa verbal y se manifiesta en su mayor parte cantando. La adoración, sin embargo, es desde el corazón. La adoración se manifiesta en la alabanza. Servir a Dios es adoración, y la Escritura es clara que serviremos a Dios en el cielo. «Sus siervos le servirán» (Apocalipsis 22:3).

Somos incapaces de servir plenamente a Dios en esta vida debido al pecado, pero en el cielo “no habrá más maldición.” (Apocalipsis 22:3). No estaremos más bajo la maldición del pecado, así que todo lo que hagamos en el cielo será adoración. Nosotros nunca seremos motivados por algo aparte de nuestro amor por Dios. Todo lo que hagamos será de nuestro amor por Dios, no corrompido por nuestra naturaleza pecaminosa.

Entonces, ¿qué haremos en el cielo? Una cosa es que vamos a aprender. “Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?”(Romanos 11:34), “en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.» (Colosenses 2:3). Dios es “el Alto y Sublime, el que habita la eternidad” (Isaías 57: 15). Dios es más grande que para siempre, y llevará la eternidad para «comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo.» (Efesios 3:18-19). En otras palabras, nunca dejaremos de aprender. Estaremos como en una escuela. Los días de la escuela y la universidad son inolvidables, el compartir conocimiento con los maestros, los tiempos libres con nuestros compañeros, era algo muy divertido. Esta vez ya no sufriremos la impaciencia de los maestros sino mas bien el mismo Dios será nuestro gran maestro y guía (pastor) para nosotros.

Apocalipsis 7:17 pues el Cordero en medio del trono los pastoreará y los guiará a manantiales de aguas de vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.

La Palabra de Dios dice que no estaremos solos en Su paraíso. “…entonces conoceré como fui conocido.” (1 Corintios 13:12). Esto parecería indicar que no sólo conoceremos a nuestros amigos y familia, sino que los conoceremos totalmente. En otras palabras, no hay necesidad de secretos en el cielo. No hay de qué avergonzarse. No hay nada que ocultar. Tendremos la eternidad para interactuar con “una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas” (Apocalipsis 7:9). No es de extrañar que el cielo fuere un lugar de aprendizaje infinito. ¡Conociendo a todos en el cielo requerirá la eternidad!

Viviremos en mansiones hechas de oro llamadas moradas celestiales Juan 14:2
2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.

Estaremos en una ciudad cuyas calles son de oro, Apocalipsis 21:21 Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era de una sola perla; y la calle de la ciudad era de oro puro, como cristal transparente.

Veremos colores nunca antes vistos, iremos a congregarnos a adorar a Dios como lo hacemos en la tierra, habrá tiempo para una infinidad de cosas. Para compartir con las familia, hermanos y personas que no conocimos en la tierra. Hay un cielo y tierra nueva, quiere decir que habrá árboles, animales creados eternamente, paisajes inolvidables. Celebraremos fiestas dedicadas al Señor, danzaremos. Podemos comer y beber y un sin fin de cosas por conocer.

Apocalipsis 19:9 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
La cena de las bodas del Cordero
9 Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios.

Tendremos diversas ocupaciones que Dios le da como promesa a los fieles seguidores. mateo 19:28 Y Jesús les dijo: En verdad os digo que vosotros que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, os sentaréis también sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.

Apocalipsis 5:10 Y los has hecho un reino y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán sobre la tierra.

Cualquier anticipación más sobre lo que haremos en el parque eterno de Dios, el cielo nuevo y la tierra nueva, será superado con creces cuando “el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.” (Mateo 25:34). Lo que estaremos haciendo, ¡podemos estar seguros de que será maravilloso más allá de nuestra imaginación!

LOS NUEVO CIELOS Y LA NUEVA TIERRA

Mucha gente tiene un concepto erróneo de lo que es realmente el cielo. Apocalipsis capítulos 21-22 nos dan una detallada descripción de los nuevos cielos y la nueva tierra. Después del final de los tiempos, los cielos y la tierra actuales, serán deshechos y reemplazados con nuevos cielos y nueva tierra. La morada eterna de los creyentes será en la nueva tierra. La nueva tierra es el “cielo” en el cual pasaremos la eternidad. Es en la nueva tierra donde residirá la Nueva Jerusalén, la ciudad celestial. Es en la nueva tierra donde estarán las puertas de perla y las calles de oro.
En la actualidad la tierra y el cielo son dos lugares distintos, donde no podemos tener acceso al trono de Dios, ni siquiera verlo. La nueva tierra no será como esta, tendremos libre acceso al trono de Dios desde la tierra. Ya no existirá arriba y abajo, sino que todo estará conectado. El cielo y la tierra serán lo misma cosa, habitadas por el pueblo santo de Dios.

El cielo – la nueva tierra – es un lugar físico en el cual moraremos con cuerpos físicos glorificados (ver 1 Corintios 15:35-58). El concepto de que el cielo está “en las nubes” es antibíblico. El concepto de que seremos “espíritus flotando alrededor del cielo” también es antibíblico. El cielo que experimentarán los creyentes será un nuevo y perfecto planeta en el cual viviremos. La nueva tierra estará libre de pecado, maldad, enfermedad, sufrimiento y muerte. Será muy parecida a la tierra actual, o quizá aún una recreación de nuestro actual planeta, pero por supuesto sin pecado.

¿Qué hay acerca de los nuevos cielos? Es importante recordar que, en la mente antigua, “los cielos” se referían al cielo del espacio exterior, así como al lugar donde habita Dios. Así que, cuando Apocalipsis 21:1 se refiere a los nuevos cielos, está indicando más bien que todo el universo será creado: una nueva tierra, nuevos cielos, un nuevo espacio exterior. Parece como si el “cielo” de Dios también será recreado, para dar a todas las cosas en el universo un “nuevo comienzo”, ya sea físico o espiritual. ¿Tendremos acceso a los nuevos cielos en la eternidad? Posiblemente… ¡pero tendremos que esperar para averiguarlo! ¡Dejemos que la Palabra de Dios de forma a nuestra comprensión del cielo!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *