2/5 El Ministerio de la Mujer

2/5 El Ministerio de la Mujer

¿Quién dijo que la mujer no podía dirigir?

El profeta Joel predijo que un día el Espíritu Santo sería derramado sobre la Iglesia, y que como resultado «vuestros hijos e hijas profetizarán» (vea Jl. 2:28). Este pasaje indica claramente que cuando comenzara la era neotestamentaria, tanto hombres como mujeres recibirían el poder y la comisión de llevar el mensaje del Evangelio al mundo. El Espíritu Santo de Dios no se quedaría solamente en individuos aislados como era el caso bajo el antiguo pacto. En la era pentecostal, todos los creyentes, sin importar sexo, raza o nivel social, tendrían un total acceso a las gracias del Espíritu y llevarían la Palabra de Dios.

Si la predicación se limitara a los hombres, Joel no hubiera mencionado a las hijas en la profecía. En lugar de esto hubiera dicho: «En los últimos días, derramaré de mi Espíritu y sus hijos profetizarán mientras que sus hijas servirán calladamente en un segundo plano y oraran por los hombres.»

Esto no es lo que dice la Biblia. ¡Establece con claridad que la mujer predicará! Que dirigirá. Que estará en las líneas delanteras del ministerio. Como Débora, llevarán la iglesia al territorio enemigo y verán cómo Dios da la victoria. Como Ester, no se quedarán calladas. Como Febe, colaborarán con los apóstoles para establecer iglesias y llegar a regiones sin evangelizar.

Si esta es la orden clara de Joel 2:29, ¿por qué las iglesias se enorgullecen en adherirse fielmente a una traducción literal de la Biblia que lo rechaza? No hay fundamento bíblico para la creencia popular de que predicar y profetizar son únicamente dones masculinos. Ambos sexos tienen el llamado a ministrar en el poder del Espíritu Santo y contristamos a ese Espíritu cuando le restringimos su completo fluir prohibiendo a la mujer que predique la Palabra de Dios o que use sus talentos para el servicio de él. Responderemos ante Dios por limitar el fluir de su Espíritu a través de mujeres que han sido llamadas para hablar en Su nombre.

No hay ninguna base bíblica para la idea de que la mujer no puede levantar su voz contra el prejuicio, retar al pecado en la iglesia o llamar a los pecadores al arrepentimiento. La Biblia no exige en ninguna parte que cuándo la mujer predica, profetiza, dirige la adoración, ofrece seminarios, planta iglesias, comienza centro de rehabilitación de drogas, ministra en las cárceles o predica sermones debe hacerlo con menos pasión que el hombre. Entonces, ¿por qué tantos cristianos, aun en el siglo XXI, todavía creen que la mujer que predica con denuedo la Palabra de Dios es «masculina» o «está fuera de orden»? En más de una ocasión he escuchado a ministros sugerir sarcásticamente que si una mujer predica con un estilo autoritario debe ser lesbiana, porque, según ellos, «quieren hacer el trabajo de los hombres».

Debemos entender que la Biblia no aprisiona a la mujer en el molde estereotipado de una persona inútil y callada. Proverbios 8:1-11 declara: «Oh hombres, a vosotros clamo; dirijo mi voz a los hijos de los hombres» (v.4). No sólo predica con autoridad, si no que hay hombres en la audiencia. Esta alegórica mujer no está dirigiendo un estudio bíblico en su casa. Está evangelizando a los hombres en la plaza central de una ciudad importante. Sin embargo, ¿cuántos líderes le dirían que se callara y se sentara? ¿Cuándo pararemos de sofocar al Espíritu Santo negándole a nuestras hermanas su derecho a profetizar? Mantenerlas calladas es sacar de frecuencia la voz del Espíritu. Rechazar su liderazgo es rechazar al Señor.

¡DEJEN QUE LAS MUJERES PREDIQUEN!

¿No deben callar las MUJERES?

Respuestas sencillas a preguntas difíciles sobre el tema de la mujer en el ministerio

P. ¿No dice la Biblia que la mujer no debe asumir posiciones de liderazgo dentro de la iglesia?

R. Algunos ejemplos de mujeres que fueron colocadas por Dios en posiciones de autoridad espiritual son Débora (vea Jueces 4), María (hermana de Moisés, vea Éxodo 15:20) y Hulda (vea 2 Reyes 22:14).

En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo menciona nueve mujeres que sirvieron como colaboradoras de su equipo apostólico. Una de ellas, Junias, es descrita como apóstol (vea Romanos 16:7). Otra ministro itinerante fue Priscila, quien trajo corrección doctrinal a Apolos (vea Hechos 18:4-26).

P. Pero, ¿acaso el apóstol Pablo no dijo en 1 Timoteo 2:12 que las mujeres no pueden enseñar o tener autoridad sobre los hombres?

R. Debido a que este versículo contradice otros pasajes bíblicos que describen a la mujer ejerciendo autoridad espiritual, debemos profundizar para descubrir el contexto del mismo. En este versículo Pablo dice que él quiere que las mujeres permanezcan en silencio.

Pero en otras epístolas él apoya la idea de la mujer orando y profetizando públicamente (vea 1 Corintios 11:5). Obviamente su restricción en 1 Timoteo 2:12 no aplica a todas las mujeres en todas las situaciones.

Muchos eruditos de la Biblia creen que cuando Pablo escribió estas palabras estaba lidiando con un problema de herejía seria dentro de la Iglesia de Éfeso. Algunas maestras estaban esparciendo fábulas gnósticas peligrosas, y en ocasiones estaban sugiriendo que las mujeres eran superiores a los hombres o que Eva había sido creada antes que Adán. Pablo le ordenó a Timoteo que no permitiera que esas mujeres continuaran esparciendo sus falsas doctrinas. Sin embargo, sabemos que Pablo estaba más que dispuesto en permitir que mujeres adiestradas y creyentes de la Biblia pudieran enseñar — después de todo él fue el que felicitó la labor de mujeres ministros como Febe, Junias, Priscila, Trifena, Trifosa y Pérsida.

P. ¿Por qué Jesúscristo no escogió a ninguna mujer para que fuera Su discípula?

R. Jesucristo sí tuvo mujeres discípulas. Él alentó a María a que se sentara a sus pies y aprendiera sus enseñanzas (vea Lucas 10:38-42) aunque los rabinos judíos nunca permitían que las mujeres aprendieran el Torá. La mujeres que seguían a Cristo también lo apoyaban económicamente (vea Lucas 8:1-3), y fueron las primeras en presenciar Su resurrección — aunque las mujeres no se consideraban testigos creíbles en las cortes del Israel de esa época. También habían mujeres discípulas en el aposento alto cuando el Espíritu Santo cayó con poder sobre la Iglesia en el día de Pentecostés.

¿Por qué seleccionó Jesucristo a 12 hombres para que fueran sus representantes visibles? Algunos eruditos de la Biblia abogan que Él hizo eso para establecer un ejemplo simbólico para los judíos. Los 12 hombres simbolizaban las 12 tribus de Israel, y eso era una señal profética de que Cristo había venido para establecer un Israel «nuevo», a través de su nuevo pacto.

P. ¿Por qué dijo Pablo que deberían permanecer en silencio dentro de la iglesia?

R. Las fuertes palabras de Pablo en 1 Corintios 14:34 constituyen un versículo curioso, uno que ha dejado perplejos a los eruditos de la Biblia porque parece contradecir lo que anteriormente dijo en ese mismo capítulo — en el cual alentaba a todos los creyentes a que profetizaran.

Algunos teólogos creen que el apóstol está trayendo orden porque las mujeres estaban interrumpiendo el servicio con discusiones argumentativas. Otros creen que los versículos 34 y 35 son citas tomadas de una carta que los líderes de la Iglesia en Corinto le escribieron a Pablo, la cual Pablo contesta en el versículo 36 indagando si los líderes acaso piensan que la Palabra de Dios se originó con ellos.

Sea como sea que interpretemos los detalles de este pasaje bíblico, no podemos usarlo para crear una regla general que restringe a la mujer y le prohíbe predicar, orar, enseñar o profetizar (vea Joel 2:28).

P. Pero, ¿no dijo Pablo que las mujeres no podían enseñar porque eran más fácilmente engañadas?

R. Pablo menciona como Eva fue engañada cuando le dice a Timoteo que no le permitirá a las mujeres usurpar la autoridad de los hombres (vea 1 Timoteo 2:14). Pero esto fue dicho en el contexto de la situación de la Iglesia de Éfeso — donde mujeres ignorantes estaban esparciendo herejías al proclamar que habían recibido revelaciones especiales.

Si Pablo pensaba que todas las mujeres eran engañadoras por naturaleza entonces no hubiera comisionado a Priscila, Junias y otras mujeres a que lideraran iglesias y compartieran responsabilidades apostólicas. Su comentario sobre Eva era una advertencia sobre los peligros de permitir que personas ignorantes y sin entrenamiento comenzaran a esparcir doctrinas erróneas.

El ministerio de las mujeres

El papel de las mujeres en las iglesias locales de la era apostólica. Breve comentario exegético e histórico.-

Para empezar, necesitamos retomar la perspectiva de nuestra posición de ciudadanos del reino, mediante la gracia emanada de la cruz y la cuestión de la mente espiritual y la mente carnal. Para tratar esta cuestión, como para muchas otras, es vital tener claro lo que es una visión espiritual y lo que es una visión carnal de la vida, del mundo, de nuestro propio entorno. Y es muy importante porque aunque los legalistas como comunidades judeo-cristianas quedaron en cierto modo aisladas de la comunión, otras ideas legalistas se unieron a las tradiciones paganas y entraron pronto dentro del cristianismo ortodoxo hasta hacerlo irreconocible en todas sus facetas. Estructura, doctrina, mensaje, relaciones internas, visión, etc. ( …. ) Realmente la cuestión femenina hasta finales del siglo XIX no tuvo realmente el peso social necesario para profundizar en la historia y en las Escrituras sobre estos aspectos de la vida cristiana. Las mujeres habían sido enseñadas a conformarse con jugar ese papel irrelevante en la Iglesia de Cristo, al que desde luego Dios nos las había llamado, sino sus maestros, de modo que la gran mayoría lo aceptaban de buen grado ó resignadas. (….)

Por un lado le atribuían la culpa de Eva y por otro la idea de que eran intelectualmente inferiores a los varones estaba profundamente enraizada en el mundo secular, y sustentada por la teología imperante.  (….)

La cuestión primordial de la existencia de la propia iglesia cristiana es, como ya hemos visto, la cruz que estableció un nuevo pacto, mediante la sangre de nuestro Señor Jesucristo, y haciendo la paz, trajo una nueva dimensión en las relaciones del hombre con su Creador, y una visión del proyecto trascendente y eterno que Dios tiene para Su pueblo.

… lo que representaba el Antiguo Pacto y la Ley, apuntando al Nuevo Pacto y a la obra del Salvador. El antiguo pacto tenía unas características propias en las que debían vivir los seres humanos. Era un pacto de justicia y ley ante la realidad del pecado. Había un pueblo (Israel) que Dios había elegido. Los otros pueblos no gozaron de las mismas bendiciones. Aun en medio del pueblo de Israel, había una clase, una tribu, Levi, especialmente elegida por Dios para ocuparse de ministrar a Dios, llevar el arca ó servir en el Templo. Las otras tribus no tenían ese privilegio. Dentro de los levitas, unos eran sacerdotes y podían ofrecer a Dios los sacrificios aceptables. Los otros levitas no podían. De entre los sacerdotes, había solo uno que tenía acceso al lugar santísimo, los otros no podían hacerlo.

Pero Cristo vino, no para renovar en parte el antiguo pacto, sino para establecer uno nuevo. Diferente que declaraba extinguido el antiguo, así como las bases que lo sustentaban y traía una nueva relación, y nuevos efectos. Uno de ellos, fue la universalidad del pacto: Todo aquel que crea en Jesucristo, sea de cualquier nación, raza ó pueblo, tiene vida eterna. El evangelio, como revelación de Dios, también tenía una dimensión universal y Jesús mandó a sus discípulos predicar ir a predicar por todo el mundo, y a toda criatura la bendición de este pacto. Así ya no había ni judío, ni gentil. No había ni esclavo, ni libre, no había ni hombre ni mujer. Jerusalén ya no era el lugar donde adorar, sino que el Padre buscaba adoradores que lo adorasen en cualquier lugar, en espíritu y verdad.

También los sacerdotes del antiguo pacto perdieron su exclusividad. En Cristo, y para la iglesia de los tiempos apostólicos, todos los que creen forman un reino de sacerdotes, consagrados para ofrecer los sacrificios espirituales agradables a Dios. Uno de los cuales es el fruto de labios que confiesen su nombre (Heb. 13:15). Fruto de labios, es hablar a otros, es confesarle, predicarle, es alabarle. Jesucristo traspasó el velo y la cortina que separaba el lugar santo del lugar santísimo se rompió de arriba abajo. Ahora todos tenemos el mismo acceso al mismo trono de la gracia. Todos somos bautizados en el mismo Espíritu, recibiéndolo como arras, y todos recibimos dones para servir a Dios, fortalecer y construir en la Iglesia de Dios. Todos, es todos los que creen: hombres y mujeres, judíos ó griegos, ricos ó pobres.

Así pues, en el nuevo pacto, no hay ningún valor ó privilegio de la carne que pueda invocarse para ser reconocido en el cuerpo espiritual de Cristo. Recordar que hemos leído que solo los que son de la carne piensan en las cosas de la carne, pero los que son del Espíritu, en las cosas, los valores, del Espíritu. Y cuando la carne prima en la consideración de los auténticos valores espirituales, los dones, carismas y espiritualidades que el Espíritu Santo otorga para colocar a cada miembro en el cuerpo como El quiere, a su exclusivo albedrío, son olímpicamente ignorados.  (….)

Desde entonces (Tertuliano) y con harta frecuencia se ha producido una confusión tanto en las interpretaciones de los pasajes del nuevo testamento relativos a las mujeres, como en virtud de tales interpretaciones saltaron a las traducciones, mezclándose interesadamente ó por ignorancia textos que se refieren a ellas como mujeres con otros en los que se refieren a su papel como esposas.  (….)

Los propósitos de la familia son igualmente temporales y no eternos. Están relacionados con el mundo físico y con el desarrollo emocional de los seres humanos en tanto que sujetos a la naturaleza de la carne.  (….)

Pero el cristiano no accede a la condición de hijo de Dios por tales parámetros, pues ni nace de sangre, ni de voluntad de carne, ni por voluntad de varón, sino de Dios, (Jn. 1:12,13; 1ª Pe. 1:23) por el Espíritu Santo (Tit. 3:4-7), para que a partir de ese punto de inflexión nuestra esfera relacional en tanto que cristianos se rija por los mismos presupuestos. (….)

no podemos eludir el hecho de que a la vez que cristianos también somos padres, madres, hijos, esposos ó esposas y debemos conducirnos en las instituciones humanas dentro de los parámetros de virtud de nuestro entorno, que no siempre coinciden con los espirituales, para que, haciendo las cosas bien en la opinión de los que nos rodean, se haga callar la ignorancia de los insensatos. Esto es prudencia cristiana, pero prudencia no es renuncia, ni tampoco prohibición. (….)

Pero el texto que escribió el apóstol Pablo en 2ª Co. 5:16-17, es tan claro y contundente como en Gálatas 3:28 y complementario de aquel:

DE MANERA QUE NOSOTROS DE AQUÍ EN ADELANTE A NADIE CONOCEMOS SEGUN LA CARNE ; Y AUN SI A CRISTO CONOCIMOS SEGÚN LA CARNE, YA NO LO CONOCEMOS ASÍ. DE MODO QUE SI ALGUNO ESTA EN CRISTO, NUEVA CRIATURA ES; LAS COSAS VIEJAS PASARON, HE AQUÍ TODAS SON HECHAS NUEVAS.

Así, como cristianos nacidos de nuevo ya no distinguimos a hombres ó mujeres, ricos ó pobres, blancos ó negros, sino como personas renacidas por el Espíritu Santo ó no. Pertenecemos a una nueva creación donde tales valores no tienen cabida: coherederos de la gracia, instrumentos para la gloria de Dios y embajadores en Cristo. El modelo que se nos pone delante es de una dimensión que solo reconoce lo espiritual: el fruto del Espíritu, la consagración, la fidelidad, el amor, la generosidad, e ignora lo material, lo carnal: tamaños de cuentas corrientes ó colores de la piel.

En Israel, la mujer siempre tuvo mucha mayor consideración que en las culturas de las naciones de su entorno. (? ) María hermana de Moisés (…) era conocida como la profetisa (Ex. 15:20). Una mujer que tenía revelación de Dios para el pueblo de Israel, y la encontramos asumiendo la responsabilidad de animar espiritualmente al pueblo. Por la lectura, difícilmente podríamos asignarle el papel que Dios le otorgó cuando hablando por medio del profeta Miqueas (6:4), afirma: Envié al frente de ti (de Israel) a Moisés, a Aarón y a María.

La segunda mujer de importancia política al frente del pueblo es Débora, cuya historia encontramos en el libro de Jueces capítulos 4 y 5. Se trataba de una mujer casada y profetisa (4:4), que gobernó y guió a Israel en paz durante cuarenta años (5:31). Otros papeles de profetisas se pueden encontrar en el Antiguo Testamento, siendo la más notable entre ellas, Hulda (2ª Rey.22 y 2ª Cr. 34), a quien consulta el rey Josías, por medio de sus sacerdotes y consejeros, para el avivamiento espiritual que se había propuesto llevar a cabo en su reino.

En los tiempos de Salomón las mujeres de Israel tenían tal importancia y reconocimiento que su papel en la familia era muy superior a cualquier otra cultura. En Prov. 31 se considera (? ) algunas cualidades que parecen chocantes. Por ejemplo, en el vers. 16, se declara que era competente por si misma para evaluar los negocios familiares y determinar comprar ó vender las propiedades. En el vers. 18, es la administradora de los bienes familiares. Y, en el vers. 26 se muestra como una persona instruida y sabia en su hablar. Como comparación, en Roma y donde la cultura romana se impuso, las mujeres no podían administrar los recursos económicos de las familias, ni los suyos propios cuando enviudaban, sino que estaban obligadas a tener un tutor masculino impuesto. (….)

Pero después de Salomón, pasa el tiempo, y los judíos han ido al exilio y han convivido con otras culturas en las que la mujer no tiene ningún papel de relevancia ni de autonomía personal y la influencia de esas culturas empiezan a cambiar las cosas. Después del regreso, vino la dominación griega, y tras esta, la romana empapan con sus leyes y costumbres a Palestina y arraigan en medio de los judíos con el beneplácito de sus líderes, escribas y maestros. (….)

Cuando llega Jesús sostiene una postura respecto a las mujeres que cambia radicalmente las costumbres de su época y que sorprendía a sus propios discípulos. Así Jesús tuvo un grupo de mujeres galileas, que le seguían por las ciudades y aldeas, como discípulas , y se conocía entre sus seguidores con el nombre específico de las mujeres, (Mt. 27:55; Luc. 8:1,2; 23:49, 55; 24:22; Hch. 1:14), en forma análoga en que los doce que constituían otro. Jesús otorga a estas el papel más importante relacionado con su ministerio: llevar a los discípulos varones las noticias de su resurrección, (Mt. 28:5-10: Lc. 24:9-12). Pero ellos, de acuerdo con la cultura, no las creyeron (vers. 11). Los doce varones ya habían recibido de Jesús un corte con el asunto de la mujer samaritana. Cuando lo encontraron hablando con ella, y dice la Escritura que se quedaron estupefactos (Jn.4:27), pero cuando la mujer samaritana testificó a los hombres acerca de Jesús, y muchos creyeron en él (Jn. 4:39), Jesús les dijo: Vais a segar lo que no labrasteis (Jn.4:38). ¿Quién había labrado? Obviamente la mujer samaritana.

Tras la ascensión de Jesús y sus seguidores se encuentran reunidos en Jerusalén, y el libro de los Hechos 1:13-15, menciona por su nombre a los once discípulos varones, alude a las mujeres como segmento ó grupo concreto, nótese que María, pese a ser mujer no forma parte de las integrantes del grupo, sino del familiar (?. ). Dice el relato de Lucas que Estos todos (los once) estaban ocupados continua y unánimemente en oración con las mujeres y María y con los hermanos de él. La palabra griega que se usa en este texto es omothumadon, y según el diccionario Strong es una composición de dos palabras cuyo significado es marchar como uno solo y al unísono. Es decir, es decir que todos por igual estaban dedicados a la oración.

Y cuando llegó Pentecostés, Pedro dijo que se había cumplido la profecía de Joel (2:28) Dios derramó su Espíritu sobre toda carne (universalidad), hombres, mujeres, viejos y jóvenes. Todos los creyentes profetizaban y recibían revelación. Las mujeres discípulas, también. (….)

….por lo tanto para ver el papel de las mujeres en la iglesia apostólica tenemos que irnos a los relatos de las epístolas de Pablo y extraerlos de las alusiones que este hace.
 

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